Detrás de mí, la mámoa restaurada de Newgrange
La idea-fuerza de la creencia celta psicopompica solar radica en que las ánimas perdidas de los que fueron vivos deben ser guiadas hasta el Más Allá, cuya antesala son los acantilados más Occidentales de Europa, el Fín del Mundo y Costa de la Muerte del astro solar. Existe en Irlanda y Galicia una palabra totémica para referirse al Paraíso, que es Mansión. El paraíso es en el imaginario celta una fortaleza, un palacio, un castro con unos espectaculares propileos o antesala, donde recibe a los peregrinos del Otro Mundo el Hospedero, otra palabra totémica que nos interesa.
Mansión (briga), Puerta–Guía (Ara) y Hospedero (Vestio) son pues, cuatro palabras-fuerza, sustantivos y adjetivos, epitetos que adquirirá la divinidad de los celtas.
El Paraíso es una fortaleza, muy elevada, la más elevada de todas, resplandeciente, es el castro elevado o prominente cuyos umbrales todas los celtas quieren cruzar después de muertos. Esta mansión puede estar ubicada más allá del mar del Fín del Mundo, tras el extremo occidental del orbe, donde se termina el mundo de los vivos. He aquí la relevancia especial de los fines del mundo europeos, habitadas por los celtas.
«…y la región de donde viene el céfiro y de la puesta del sol la habitan los celtas» (Eforo de Cime. 350 a.C).
Por lo tanto, el Alén en Galicia, el Avalon o Isla de las Manzanas, la Isla de los Buenaventurados, es una isla más allá del Mare Tenebrossum que solo los muertos pueden alcanzar gracias a la guía del dios psicopompo celta denominado Ogmios en las Galias, Setanta en Irlanda, Bandua en Galicia, que a continuación los romanos adoptarán como Mercurio o Hércules.
Al llegar a las monumentales puertas del Paraíso, de esa elevada fortaleza, los peregrinos se topan con el guardián de la puerta, al Hospedero que recibe a las ánimas, el Briugú irlandés.
En O Facho de Donón, en el Concello de Cangas do Morrazo, acantilado frente a las Islas Cíes, el arqueólogo José Suárez Otero excavó el santuario celta con más aras y estelas votivas de Europa. Se trata de un outeiro frente al Mare Tenebrossum y las Islas Cíes donde hasta el siglo III de nuestra era los galaicos depositaban aras de piedra dedicadas a la divinidad Berobriegoeco o Berobreo. Pena Graña[1] ha demostrado el significado de este sagrado epíteto del Dios Hospedero. Estas aras están escritas en latín pero el teónimo es celta.
Bero: «alto», «elevado», latín Uperos.
Briego: «casa», «fortaleza» «castro» más el sufijo celta -eco. Son las numerosas -brigas no solo de Gallaecia sino de toda la Hispania celta.
Bosque de aras. En todas, el lema «Deo Lari Berobriegaeco»
DEO LARI BEROBRIEGAECO
Esta invocación en Donón de Berobriego es «Elevada Fortaleza», el más allá o Paraíso. En numerosas ocasiones las estelas desvelan Deo Lar Breobriegoeco, es decir, «para el dios guía de la Elevada Fortaleza» o Breobriegoeco «para el de la Alta Fortaleza». Son estelas dedicadas al Hospedero, al Guardián del Paraíso.
En un tiempo en la que la Gallaecia es ya «oficialmente» cristiana; en un tiempo en el que degollaban en Treveris a Prisciliano, a San Prisciliano para los cristianos gallegos, por herejía, los galaicos seguían ascendiendo hasta O Facho de Donón «ofrecidos» como todavía hoy hacemos en Teixido[2], cargando a cuestas las pesadas estelas de piedra, quizás vendidas por los lapicidas «in situ», al igual que los puestos ambulantes de las romerías donde se pueden encontrar exvotos, hachones y candelas de cera. En lo alto del «outeiro sagrado», donde concluye la bonita calzada pavimentada, los «ofrecidos» o peregrinos se ponían en paz con el dios Hospedero de la Alta Mansión, quizás agradeciendole haberles salvado la vida en una situación desesperada. Pena Graña señalaba la interesante opinión de que quizás las estelas se deban a ofrendas de marinos o personas que se salvaron después de una gran tempestad y que agradecían al gran Hospedero no herselos llevado o no haserlos recibido en el Más Allá todavía. En todo caso, en este punto nos interesa resaltar que en Cangas do Morrazo existe el mayor santuario celta del mundo, altar petreo al aire libre, dedicado a una divinidad celta en pleno funcionamiento durante la dominación romana, cristiana y en lengua latina. Gran parte de los más de cien estelas conservadas se pueden visitar en el Museo de Vigo, aunque la visita al paraíso de Donón es absolutamente inexcusable.
Esta divinidad celta, gran juez de almas y guardián de las Puertas de la Alta Mansión o Paraíso en el confín occidental, denominado con su epíteto de Hospedero del Alén o del Paraíso es muy probablemente la divinidad celta continental conocida con el epíteto de Cernunus, al atribuírsele en el arte plástico de la Edad del Hierro unos cuernos, atributos de divinidad, como en el famosísimo Caldero de Gundestrup. En esta famosa óbra de orfebrería podemos ver a Cernunus con sus atributos y en una posición a modo de juez de ánimas que llegan a él después de la muerte antes de entrar por las Puertas del Paraíso que él vigila, a modo del Pantocátor cristiano del Pórtico de la Gloria de Compostela.
El dios cornudo celta Cernunus en el Caldero de Gundestrup
O caldeiro de Gundestrup
Con estos atributos, con cuernos, y abriendo en toda su extensión los brazos a modo de abrazo, una divinidad igualmente de epoca romana recibe a las almas en frente del Atlántico, último peaje antes del Paraíso, en la Ría de Pontevedra pudiendose leer la sorprendente leyenda Vestio Allonieco que muy prbablemente pudiera ser el Hospedero (Vestio-Guest) del Paraíso (Alén es el Más Allá en Galicia). El sufijo -eco ya mencionabamos que es tipicamente celta, al igual que Briegoeco. A este Vestio Allonieco podemos visitarlo en el extraordinario Museo de Pontevedra.
Aquí está el cornudo Cernunus galaico, más simpático y cariñoso
O pequeno Vestio Allonieco que realizou a artesá Fátima Grandal
El tercer enclave galaico de esta geografía sagrada celta nos conduce ahora a las Rías Altas. En la Alta Edad Media, Irlanda vivirá un momento de esplendor en las artes y en sus monasterios florecerán pergaminos iluminados con extraordinarias miniaturas y sus monjes petrificarán mitos e historias de remoto orígen en sagas y cuentos heroicos que fusionarán la personalidad celta de Eire con la nueva religión, produciendo el Cristianismo Celta. En estas sagas y cuentos estos diferentes epítetos divinos celtas se convertirán en personajes como en el Leabor Gabhala Eirin, óbra de mediados del XII quizás, donde se habla de la invasión por parte de los celtas o Milesios (hijos de Mil Espane) procedentes de Hispania y posterior conquista. Mil es el progenitor legendario de la estirpe celta de Eire y desciende a su vez del mítico Rey de reyes celta, primer ancestro Breogán o Bregon, que desde su Torre de Brigantia divisó la esmeralda Eire durante un día de samaín. Esta Torre es la Torre de Hércules en el imaginario popular desde tiempo inmemorial, registrado en el siglo XIII en la óbra cronística del rey sabio Alfonso X.
Un celta, la milenaria torre y la estatua de Breogán de Xosé Cid
Esta identificación legendaria de A Coruña como la Mansión de Breogán, siempre compleja naturalmente cuando hablamos de leyendas, encuentra en cambio su confirmación a través de los propios nobles irlandeses que se consideran ellos mismos de estirpe celta o descendientes del mismísimo Mil Espane como los O´Donnell y O´Sulivan.
Blosón de los O´Sullivan de Beare (Munster)
Es histórico el hecho de que después de la derrota de la nobleza gaélica en 1605 después de la derrota de Kinsale y la «Huída de los condes» de Irlanda, el líder gaélico y creador del Colegio Irlandés de San Patricio de Compostela, Red Hugh O´Donell[3] visitaba la Torre de Hércules nada más arribar a A Coruña, pues era la Torre de los Milesios, sus míticos ascendientes. Sin embargo es mucho más esclarecedor el testamento recuperado por el canónigo historiador Antonio Ferreiro y dictado por el obispo irlandés de Cashel, Edmund O´Dempsey, exiliado en Galicia y nombrado por las autoridades de la Corona como Arzobispo auxiliar de Santiago de Compostela. El documento indica que el prelado irlandés muere en la decada de los 40 del siglo XVII, 30 años después de Kinsale, en nuestra tierra gallega, literalmente La Mansión de los Milesios en el texto.
Y la gran pregunta es, ¿quién es realmente este Breogán, padre de Mil, y progenitor de los celtas en los ciclos heroicos irlandeses? Y la respuesta es ni más ni menos que la misma divinidad honrada en Cangas do Morrazo frente a Vigo, Berobriego o Berobriegoeco, el Señor de la Alta Mansión.
Este Señor de la Alta Mansión de los celtas era naturalmente conocido por los marinos griegos probablemente desde las navegaciones micénicas de la Edad del Bronce y será transformado en un hecatónquiro o bestia vigilante de las puertas del Hades llamado Briareo, hermano de Coto y Giges, como ha descubierto Alfredo Erias Martínez en la propia Iliada de Homero[4]. De hecho Claudio Eliano en sus Historias Curiosas, V, 3 afirma de manera muy nítida lo que sigue:
Aristóteles afirma que las columnas que hoy llamamos de Heracles, antes de recibir este nombre tenían el de Columnas de Briareo. Pero cuando Heracles purificó la tierra y el mar, convirtiendose en benefactor indiscutido de la humanidad, en su honor, dejaron de concederle importancia a la memoria de Briareo y dieron a las columnas el nombre de Heracles.
Este extraordinario texto nos habla de las diversas interpretatio realizadas al dios celta Berobriego o Breogán, convertido en el Briareo micénico o griego arcaico, y a continuación en Heracles o Hercules en la etapa clásica. De hecho, el propio pseudo Aristoteles afirma que existió un camino de peregrinación que los griegos llamaban Via Heraclea hasta estas columnas de Hercules por ser este el camino seguido por el heroe griego para realizar su X Trabajo. Pena Graña interpreta que este camino al Fín del Mundo, solar del Señor de la Alta Mansión o Briareo, es el orígen primero del Camino de Santiago.
Sin embargo, nuestra excursión por la geografía sagrada de la religión celta nos lleva no solo a los acantilados frente al Mare Tenebrossum, al Atlántico, última frontera antes del Más Allá y por lo tanto lanzadera de ánimas hacia el Alén. Igualmente los monumentos megalíticos, sepulturas y templos con cámaras y corredor formando dolmenes, bajo toneladas de tierra y piedras conocidos como cairns o mámoas en Galicia, pudieran haber constituído para sus moradores, grandes señores de vasallos del Neolítico, Bronce y Hierro sin duda, una entrada directa exculsiva para ellos al Más Allá.
La concepción de los cairns o mamoas como templos de la religión solar, sepulturas y Accesos sagrados al Más Allá podría visualizarse por los siguientes elementos, teniendo presente al cairn seguramente más monumental de la Europa Atlántica, Newgrange, en el condado irlandés de Meath, del 3.500 a.C. aprox.
–Templo solar. Muy conocido el carácter solar de Newgrange sobre todo tras la reconstrucción en los años 70 por parte del arqueólogo O´Kelly. El día de Samaín, fin del año celta, o solsticio de invierno, el Sol fecunda con su rayo de vida a la Madre Tierra[5] simbolizada en la camara trebolada (tiene tres camaras pequeñas), permaneciendo en las tinieblas el resto del año. Además en la Edad del Bronce se le añadió un círculo que se ha demostrado sirve para marcar entre otras cosas el solsticio de verano, otra fiesta fundamental del calendario solar celta como es el Lugnasad.
Esta naturaleza solar se confirma también en los grandes dolmenes de Galicia (Dombate, Argalo, Forno dos Mouros, Mamoa do Rei) y en los pequeños y más antiguos como el Forno dos Mouros da Coricada o Mamoelas en la Estaca de Bares, cuya entrada al corredor está orientada al SW o nacimiento del sol en invierno.
Forno dos Mouros, en plena ruta megalítica milenaria en la Serra da Faladora (Ortigueira)
–Sepultura. A diferencia de Galicia donde la tierra es muy ácida, en Newgrange se constatan deposiciones en pilas de piedra de las tres cámaras de restos humanos inhumados e incinerados.
–Acceso al Más Allá. Newgrange también es una Mansión de Breogán como Donón o A Coruña, por lo tanto, es también una antesala o entrada al Más Allá aunque sea solo exclusivamente para los dignatarios sepultados en su interior[6].
La denominación Newgrange es medieval puesto que el lugar será ocupado por la colonización cisterciense durante el siglo XII y los monjes instalarán efectivamente una nueva granja. Sin embargo el nombre de Newgrange en la mitología irlandesa es Brug (pronunciación moderna Brú). En gaélico el enclave se denomina Brú na Bóinne y constituye un lugar extraordinario en la geografía sagrada celta internacional, situado en un valle que se forma en la orilla norte de un codo o curva que forma el río Boyne a pocos kilometros de su llegada al mar en Drogueda en la costa Este de Irlanda. En este valle se encuentran numerosos cairns destacando los tres monumentales situados a modo de vertices de un triangulo sagrado compuesto por Knowth, Newgrange y Downth. Newgrange, muy reconstruído y polo turístico de Irlanda, jamás ha sido reutilizado o cristianizado como numerosos lugares especiales de Eire como la vecina Colina de Slane, vinculada a San Patricio, y en su anillo peristalítico de Kerbstones y en los ortostatos de su largo corredor de 20 metros y de su triple camara trebolada se encuentran óbras maestras del arte neolítico en petroglifos donde destacan motivos en triple espiral[7]. Brú na Bóinne tiene en el complejo mundo miktológico irlandés dos funciones, siguiendo a Matthew y Geraldine Stout[8]:
Inicialmente, es necesario resaltar que Brú es la mansión o lugar de hospitalidad y fué el hogar del dios Dagda, su esposa Boann (deificación del río Boyne) y su hijo Oengus. Al mismo tiempo, Brú es también lugar de enterramiento de los reyes paganos de Tara…Brú como nombre de lugar todavía pervive en el entorno de Newgrange. La colina donde se encuentra el cairn de Newgrange se denomina Breo Park y en sus proximidades se encuentra Breo House, Breo Lock (en el canal) y el Fuerte de Brow. Esto demuestra que el lugar fué denominado Brú con anterioridad a la llegada de los nuevos propietarios monjes cistercienses de la próxima adadía de Mellifont en el siglo XII.
Este extraordinario hecho confirma que este lugar tan especial y mágico que contemplan casi seis milenios se trata realmente de una entrada magestuosa y muy decorada de más de 20 metros de largo a la Mansión, a la Briga, a la Mansión Alta, al Más Allá, vigilado hasta la eternidad por su morador Dagda o Breogán. Esta es la gran linea telúrica que une a la Berobriga de Donón, el Parque de Breogán de A Coruña y el Breo Park de Newgrange.
[1] Andrés Pena Graña. Narón, un concello con historia de seu. Concello de Narón, 2010: p. 368.
[2] Rafael Usero. El santuario de San Andrés de Teixido. Fundación Villabrille,1992.
[3] https://guiasdegalicia.com/lang/es/galicia-land-of-the-milesians-and-gaelic-last-sanctuary
[4]Alfredo Erias Martínez et André Pena Graña. O Camiño ancestral de peregrinación ao Fín do Mundo. Anuario Brigantino, 2006, nº29.
[5] Acerca del presunto culto neolítico a la Diosa Madre Tierra en la Europa Occidenta, ver Jean Markale, A covilización megalítica. Toxosoutos, 2000.
[6] Incluído el mítico rey de Tara Cormac mac Art, según la mitología irlandesa.
[7] Los guías de Newgrange indican que estas espirales en triskel representan a la Tierra, Mar y Más Allá, en definitiva los tres pasos del Sol, coincidente con la hipotesis de religion solar trinitaria de Pena Graña.
[8] Geraldine Sout and Matthew Stout. Newgrange. Cork University Press, 2008, pag. 95.