El ejército británico, al mando del general John Hope, completó el embarque durante esa gélida noche madrugada entre el 16 y 17 de enero de 1809. Sir John Moore había sido herido por la tarde en Elviña y fallecería horas después en los Cantones coruñeses. Se encomendó a la brigada de Beresford, perteneciente a la división Fraser que estaba de reserva en el monte de Santa Margarita, cubrir la operación nocturna de embarque. El jefe de la plaza coruñesa, el general Alcedo, no rendirá la ciudad a Soult hasta que la flota británica no se encuentre en alta mar. No será hasta la mañana del 18 de enero cuando la brigada de Beresford se embarque, abandonando Iberia la expedición británica. Descubriendo el engaño, Soult ordenó situar la artillería en San Diego para bombardear a los buques británicos con una tal virulencia que un soldado inglés comparó el bombardeo con el «día del Juício»[1], pero la flota pudo huír de la Ría de A Coruña.
El último soldado británico que entró en la ciudad para embarcarse, el capitán galés Fletcher, de los Royal Welsh Fusilliers, cerró a los franceses de manera simbólica la Puerta de la muralla de la ciudad y se llevó a Gran Bretaña las llaves, hoy expuestas en el Museo de los fusileros galeses del castillo del Pueblo Real de Caernafon, en Gwynedd, en el norte de Gales. Hay un letrero donde se puede leer «Postigo de la Puerta de Abax
o». Las llaves de la Ciudad siguen, pues, al igual que la Piedra de Scone, en tierra celta. En todo caso, un mal menor.
[1] Corunna. Christopher Hibbert, pag. 185