Sigue la tranquilidad en Salamanca. Es la paz que precede a la tormenta y a las penurias para el ejército británico.

A pesar de las catastróficas noticias que trae Thomas Graham de Madrid, Moore sigue optimista y pretende actuar. Para algo han venido hasta aquí, a pesar de la colaboración  cero de los ejércitos españoles, machacados por Napoleón. Encima, la Junta de Sevilla cesó a Joaquín Blake en el mando del Ejército de Galicia o de la Izquierda, hombre de orígen irlandés con el cual podría haber entendimiento. Al menos, de manera más clara que con el actual comandante español La Romana.

Moore dice «Acosaré las líneas de comunicación de los franceses para distraerlos. Así tendrán una oportunidad los españoles». Es decir, Moore se niega a retirarse y pretende hacer algo que sirva para «vender» en Londres.