Real Audiencia y Capitanía General del Reino de Galicia, desde la cabecera de la iglesia de Santiago

Real Audiencia y Capitanía General del Reino de Galicia, desde la cabecera de la iglesia de Santiago

 

En el XVI se levanta el inicial edificio, que será derribado para levantar uno ex novo, más acorde a su relevancia. Para ello en 1746 Fernando VI establece un impuesto de dos reales en fanega de sal que se consumía en todos los pueblos del Reino, y se diseña el plano de Juan de Vergel, que muere en 1750. Asumirá la dirección de las óbras Francisco Llobet que reformará y ejecutará finalmente la Capitanía y Real Audiencia, con dos entradas diferenciadas, una por cada institución.

Dice el alcalde Manuel Casás[1] que ambas instituciones tenían sede en dicho palacio, realmente la propiedad de este edificio era de la Real Audiencia del Reino de Galicia[2], según se recoge en las Reales Órdenes de 1862 y 1863.

Las óbras del Palacio se terminarán en 1758. El archivo de la Audiencia se situaba en los sotanos hasta que 20 años después se terminarán las óbras de un flamante edificio de Archivo del Reino, situado en el Campo de Santo Domingo, extramuros de la ciudad de Betanzos[3].

Aún así la mayor parte del Palacio coruñés será ocupado por la residencia de los Capitanes Generales, que también eran Regentes y Presidentes de la Real Audiencia[4] durante el Antíguo Régimen.

El 19 de julio de 1908 se eleva al Ministerio un proyecto de nuevo palacio de la Audiencia Territorial firmado por los arquitectos Galán y Boán, pero no prosperó. No será hasta el gobierno de Casás cuando el 30 de marzo de 1925 se solicita al Directorio que se incluya definitivamente en los presupuestos. Se pensó inicialmente en el Campo da Leña frente al Cuartel de Alfonso XII, pero finalmente se escogerá la Plaza de Galicia, inaugurándose el flamante Palacio en enero de 1930, quedando en el olvido la vieja Audiencia donde habían triunfado figuras como Luís de Trelles y Noguerol[5] o Fernando Queipo de Llano[6], y procesos, algunos de ellos muy célebres, del Foro Gallego, como estos mediáticos casos que seguirán los gallegos del XIX[7]:

-El caso del Hombre Lobo. El Lobishome Manuel Blanco Romasanta, un hombre de 1´40 metros de estatura y extremadamente delgado fué acusado de descuartizar de manera salvaje a nueve personas como mínimo. Romasanta afirmaba que se convertía en hombre lobo y que al recuperar su aspecto humano se arrepentía de las crueldades cometidas. La Audiencia en noviembre de 1854 lo condenó al garrote, pero dado el interés mediático y científico del caso, con carta a la reina Isabel II del doctor Philips incluída, motivó la conmutación de la pena de muerte en cadena perpetua meses después. Romasanta se perdió para la historia en los calabozos de Allariz.

-El proceso a Curros Enríquez, denunciado por el obispo de Ourense por injurias a la Iglesia en la óbra Aires da miña terra. La figura de la Galleguidad será defendido en la Audiencia por Luciano Puga[8]. El 11 de marzo de 1881 Curros conseguirá una sentencia absolutoria.

-El proceso de las Grañas de Sor (Mañón) donde fué encausado Toribio, el bandolero más popular del XIX, Mamed Casanova, el mítico Bandido Casanova recogido en romances, cuya vida será novelada[9], por haber dado muerte a la criada del cura de su parroquia cuando asaltaba la casa rectoral. Detenido gracias al ardid  de otro cura, el de  San Xoán do Freixo en As Pontes, Casanova será condenado en la Audiencia en 1903 a la pena capital pero finalmente le será conmutada por 30 años de prisión. Será indultado en 1928.

-El crimen del Paseo de la Herradura de Compostela del Día de Santiago de 1901, en que dos moinantes conocidos en Santiago, el Vimianzo y la Peizoca fueron encausados por robar 3000 pesetas y dar muerte a Ángel Lorenzo. Ambos fueros condenados a muerte aunque indultados dos años después.

-El parricidio de Gil Brea en las plácidas orillas del río Ulla.

Como reconoce el mismo Casás, siendo estudiante y troyano en la Universidad Compostelana, asistía de oyente a las vistas en la Audiencia escuchando con reverencia los informes de los maestros del foro que se llamaban Maximiliano Linares Rivas, Luciano Puga o Paz Novoa.

 

[1] Memorias del Alcalde Manuel Casás Fernández. Concello de A Coruña, 1999.

[2] La Real Audiencia era el organo de última instancia del Reino y además funcionaba como primera instancia para los pleitos de la ciudad y el territorio circundante de 5 leguas.

[3] Aunque a este maravilloso edificio betanceiro el Archivo nunca fué trasladado. El edificio de la Capitanía/Real Audiencia de A Coruña y el Archivo de Betanzos son las dos joyas arquitectónicas testigos únicos del viejo Reino de Galicia.

[4] Establecida por los Reyes Católicos en 1480.

[5] Brillante abogado vivariense, de ideas carlistas y muy religioso; no en vano fundador de la Adoración Nocturna Española.

[6] Existe una placa en frente sobre la fachada in antis del maravilloso templo neoclásico que es la capilla del cementerio coruñés de san Amaro que indica que dicho edificio fué costeado por Fernando Queipo de Llano en 1833, a la sazón Gobernador Civíl, que por cierto yace en una sepultura en la sacristía de la capilla con un epitafio que reza Vir excelsus in foro.

[7] Por no citar los pleitos de María Pita a inicios del XVII, el asesinato del infiel Marqués de Valladares por su esposa e hijos a mediados del XVIII o el proceso del activista liberal Fandiño a comienzos del XIX.

[8] Padre de Manuel María Puga Parga, alias Picadillo, alcalde de A Coruña. Curros pagará los servicios de su abogado inmortalizando a Mariquiña, la hija del letrado y hermana de Picadillo.

[9] Hixinio Puentes. O bandido Casanova. Xerais, 2000.